EUROPA
PRESS
26 octubre
2018
Dos
productos naturales que no son beneficiosos para nuestra piel
Siempre se ha pensado que los productos
naturales son mejores que los que nos pueden vender en la farmacia. Ante alguna
irritación, quemadura o sencillamente como crema hidratante, muchas personas
prefieren aplicarse productos de origen vegetal o naturales, pues dan la
impresión de ser más seguros. ¿Esto es realmente así?
Así lo pregunta la dermatóloga del Hospital Universitario
Ramón y Cajal de Madrid, Lorea Bagazgoitia,
en su libro 'Lo que dice la Ciencia sobre el cuidado de la piel' (Plataforma
Actual) quien destaca que "no en todos los casos el origen natural es
sinónimo de seguridad".
"En el caso de los jabones, por ejemplo, siempre se
asocia que el jabón natural es lo mejor, y siempre se recomienda el jabón
lagarto. Es una paradoja porque son jabones naturales formados por aceites
naturales pero precisamente, porque son muy buenos, pueden eliminar el manto
lípido de la piel que necesitamos para protegerla y mantenerla adecuadamente hidratada. Por ello, en el caso de la piel determinados
jabones naturales pueden ser más agresivos de lo deseable", defiende la
también especialista en el Hospital Ruber de Juan
Bravo (Madrid).
De hecho, la también miembro de la Academia Española de
Dermatología y Venereología (AEDV) sostiene que los sintéticos están hechos más
acorde al pH de la piel y son más apropiados para su cuidado. "La mayor
parte de los jabones que utilizamos en nuestro día a día, tales como geles de ducha, champús, jabones de mano entre otros, no
son realmente jabones sino 'syndets', una palabra
proveniente de las palabras inglesas 'synthetic detergent'. Son productos sintetizados artificialmente que
también tienen la capacidad de limpiar", explica.
"De entrada, es posible que pienses que para tu piel es
mejor utilizar los jabones de toda la vida, con origen natural, frente a los
productos elaborados de forma artificial. Si es el caso, permíteme decirte que
te equivocas", recalca la experta conocida por su 'Blog de dermatología',
a la vez que precisa que los 'syndets' tienen un pH
más afín a la piel (5.5), que es ácida, a diferencia de los jabones, que son
básicos.
En segundo lugar, la especialista apunta a la henna, polvos de la hoja de una planta que crece en lugares
áridos como la India, Sri Lanka, Egipto o Sudán. "En la India se utilizan
estos polvos para decorar la piel con unos tatuajes no permanentes en color
marrón rojizo, por lo que se la llama 'henna
roja'", recuerda Bagazgoitia.
Sin embargo, avisa de que en nuestro entorno su uso más
extendido es el de imitar a los tatuajes convencionales y para obtener un color
más oscuro, casi negro, la henna se mezcla con una
concentración variable de un compuesto químico llamado 'parafenilendiamina'
(PPD), que tiene la peculiaridad de ser sensibilizante, lo que significa que es
fácil hacerse alérgico a ella tras entrar en contacto a través de la piel.
"A lo largo de
la vida esto puede conllevar la aparición de alergias a otros productos que
contengan PPD y que son de uso habitual. Los más típicos son los tintes de pelo
y los colorantes textiles. Además, como la PPD es similar en estructura a otros
productos químicos, la sensibilización a ésta puede producir alergias cruzadas
al cuero, ciertas gomas, anestésicos, algunos medicamentos o fotoprotectores,
entre otros. Por todo esto, un inocente tatuaje no permanente con productos
naturales puede acarrear problemas de alergias varias a lo largo de la
vida", resalta la experta de la AEDV.